Denver volvió a dar el golpe en Miami. Los Nuggets se llevaron el triunfo de la casa del Heat y dejaron casi sentenciada la final de la NBA. Solo un equipo ha logrado revertir un 3-1 en contra en una definición de la Liga y fue hace unos años cuando los Cavaliers de Cleveland le remontaron a los Golden State Warriors una serie que parecía definida.

Este viernes, en el cuarto juego, Denver Nuggets volvió a ser demasiado para Miami Heat, que no hizo un mal partido, disminuyó riesgos y se mantuvo a tiro hasta el último cuarto, pero ni siquiera así lograron frenar a la banda de Nikola Jokic, que volvió a tener otra noche histórica.

No parecía al principio, con un serbio muy lejano del aro. Tanto como Jamal Murray, el segundo al mando de la franquicia. Sin embargo, era preocupante para Miami que, aun sin las estrellas anotando, Denver sacaba ventaja.

La clave: Aaron Gordon, con un partido de ensueño en el que rozó los 30 puntos y fue la esperanza de los Nuggets en los primeros minutos de sequía.

Miami Heat intentó todos los tiros que tuvo enfrente. Fue un equipo valiente que fue a buscar el juego, sin temor y tomando riesgos. Esos mismos que, a lo mejor, fueros los que le terminaron de abrir el aro a los visitantes. Los primeros minutos pasivos de Jokic pronto quedaron en el olvido y el serbio, que ya no sorprende a nadie, volvió a liderar a su equipo en cada aspecto del juego. De hecho, como si no rompiera una marca cada noche, esta vez se convirtió en el primer jugador en la historia en tener más de 500 puntos, más de 250 rebotes y más de 150 asistencias en unos solos “play-offs”.

Fuente: De Último Minuto

Por Redaccionando

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