Por Fitzgerald Tejada Martínez

La falacia, es un modo de razonamiento controvertido que pretende ser convincente por medio de métodos incorrectos que vulneran cualquier regla lógica. Por ende, se utiliza de manera intencional para manipular a los demás, siendo así, convenientemente, sutil y persuasiva, a la hora de perseguir un propósito. Empero, utiliza un patrón que siempre o casi siempre conduce hacia un argumento incorrecto, debido a una falla en su estructura conceptual, la cual llega hasta un punto incoherente, haciéndola que sea invalidada.

Regularmente, su representación figurativa está relacionada con un método de afirmación consecuente, cuyo promotor peca utilizar incorrectamente, ya que solo trata de posicionar en la mente de las personas, una parte del argumento; sin embargo, deja siempre abierta la puerta por donde ingresa la lógica razonable, para desarmar su conclusión. En este caso, la versión dada, acerca de que, Abel Martínez, aparece inscrito en el padrón de la Fuerza del Pueblo, no puede escapar a las exigencias que están presentes en las prerrogativas del análisis acucioso, formulado acerca del argumento baladí de la denuncia.

En contexto, la denuncia sobre que, el aspirante presidencial del Partido de la Liberación Dominicana (PLD), Abel Atahualpa Martínez Durán, había sido inscrito de manera inconsulta, en el padrón del Partido Fuerza del Pueblo (FP), suena irrefutable, pero en realidad, es una falacia, argumentada con el propósito de crear confusión, para poner en entredicho el trabajo que viene realizando esa agrupación política, en torno a la “Jornada Boschista de Afiliación” de nuevos miembros, provenientes de diversos sectores de la vida nacional.

No obstante, para refutar la información que circula de forma capciosa, en los medios de comunicación y las redes sociales, con relación a la declaración de la encargada de prensa del aspirante presidencial del PLD, Tessie Sánchez, quien denunció que este y otros dirigentes peledeistas, incluso ella, aparecen en el padrón del Partido Fuerza del Pueblo (FP), primero, procederemos a rememorar, a modo de ilustración, el escenario usado como ejemplo, por quienes de manera inconsciente incurrieron en una auto incriminación.

El pasado 16 de octubre, el PLD, llevó a cabo una consulta ciudadana, para medir la aceptación de sus aspirantes presidenciales con vista a las elecciones del año 2024. En ese proceso, sin embargo, no podía participar ninguna persona que estuviese inscrita en otra organización política. Es decir que, bajo la anterior premisa, Abel Martínez, no debió haber tenido acceso a la plataforma de votación. Por ende, ha de suponer que, para la fecha, él, y todos los demás, aún no estaban inscritos en la Fuerza del Pueblo.

Pero irónicamente un mes después de haber transcurrido el proceso que se encargó no solo de seleccionar al aspirante presidencial del PLD, sino que además legitimó la jornada de inscripción de la Fuerza del Pueblo, porque durante la consulta, no hubo queja o impugnación, en torno a que alguien había sido excluido, sin embargo, comenzaron a surgir denuncias, sincronizadas bajo un mismo patrón de sorpresiva indignación que apuntaba a la figura de Leonel Fernández.

En definitiva, esa simple narrativa, pseudo casual, habló por sí sola, con suficiente elocuencia como para dejar establecido que, la denuncia en cuestión, se trataba de una falacia argumentativa, difundida con un único interés por difamar a la Fuerza del Pueblo (FP). En consecuencia, la naturaleza oscura de la especulación, dejó abierta una incógnita, cuya causa recae hipotéticamente sobre tres razones.

La primera, tiene que ver probablemente con sectores vinculados al aspirante presidencial del PLD, los cuales estarían interesados en cambiar la percepción que tiene la población, acerca de que, la Fuerza del Pueblo (FP), está llevándose a los dirigentes de esa agrupación política. Por consiguiente, había que buscar una excusa, para desacreditar moralmente a la dirigencia pueblista, objetando la legitimidad de su proceso de inscripción.

La segunda, está estrechamente vinculada con “la mano que mueve la cuna» en el PLD, la cual utilizó posiblemente la inscripción irregular de Abel Martínez, junto con una parte de su equipo político, como chivo expiatorio, para provocar una confrontación directa con Leonel Fernández, y la militancia de la Fuerza del Pueblo, a los fines de poner distancia entre ambos sectores, hasta tanto poder avanzar con sus propósitos particulares.

Por último, pero no menos importante, la tercera razón, intuye una campaña mediática, por parte de sectores del gobierno, para tratar de socavar cualquier entendimiento entre las dos principales fuerzas políticas de la oposición, es decir, crear situaciones similares a las que sucedieron durante el proceso electoral del 2020, para intentar mantenerse en el poder más allá del año 2024.

Por Redaccionando

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